viernes, 7 de agosto de 2015

Parentalización de los hijos




Es característico del farmacodependiente y de su codependiente sentirse muy orgullosos de sus hijos pequeños que actúan como adultos. Los hijos responsables facilitan la vida de sus padres al brindar más tiempo al progenitor adicto para que se preocupe por su adicción y al progenitor codependiente para que se preocupe por su pareja.

Tomado del libro "Eso nunca me pasará a mi". Claudia Black. p. 17


El tema de la parentalización de los hijos en una familia disfuncional por alcoholismo o por cualquier otra adicción, no se reconoce por ese nombre, pero se pone en práctica desde antes de nacer los nuevos miembros, especialmente el hijo mayor.

Es común que el intercambio de roles se lleve a cabo en nuestras familias y así mamá hace de papá, papá se ausenta y no tiene rol, pero cuando los hijos hacen de padres de sus padres o de parejas de sus padres, ocurre la parentalización. Un fenómeno muy frecuente entre los niños de las familias disfuncionales y que tiene unas consecuencias nefastas para su desarrollo normal tanto emocional como relacional.

Amparados en la falsa idea de "amor" que manejan los adultos de nuestras familias, convierten a los niños en sus padres contándoles sus situaciones íntimas, pidiéndoles que hagan por ellos lo que ellos no se atreven a hacer, como por el ejemplo que reclamen al alcohólico su comportamiento o que se representen a sí mismos en el colegio en las entregas de notas, o que pidan dinero prestado a sus familiares para la comida o cualquier otro asunto, o que intercedan ante el otro cónyuge para que les perdone su ultima embarrada de la semana. Así los niños, desde muy temprana edad, se comportan como el terapeuta, el salvador, el defensor, el asesor espiritual, el asesor financiero, el abogado, el economista y miles de oficios que por su corta edad no están en capacidad de ejecutar, pero que si no lo hacen, sobrevienen los golpes, el famoso "no sirves para nada", o cualquier otra represalia de las que somos fieles testigos dentro de nuestras propias familias.

El padre no alcohólico, por su disgusto con la forma de beber del alcohólico, pretende castigarlo con su indiferencia al no prestarle atención y manda al hij@ mayor a que lo atienda, le sirva el caldo para la resaca, limpie los destrozos que ha hecho la noche anterior en su borrachera, le planche la ropa que habrá de usar y demás tareas que por su edad no está en condiciones de llevar a cabo pero que si no lo hace, vienen los golpes, el maltrato verbal, los insultos, los agravios, o cualquier otra represalia de las que somos fieles testigos dentro de nuestras propias familias.  Asumir esta responsabilidad les ha costado a muchas niñas abuso sexual e incesto. Finalmente han adoptado el papel de la mujer adulta en la familia.

Parte de la incosciencia de los miembros de la pareja alcohólica-codependiente, es tener muchos hijos sin haber hecho una adecuada planeación de ellos, muchas veces sin el sentimiento requerido para hacerlo, sino pensando en salvar el matrimonio, en retener al ser que bebe, en tratar de esconder los años que me hacen viej@, en tener algo que hacer para entretenerme, para ser importante para alguien, o para no quedarse solo en la vejez o cuando éste fulano me deje. Allí aparece una responsabilidad adicional al hijo mayor, de criar, mantener y cuidar a toooodos los demás, con un título de "hijo mayor" que jamás pidió, una responsabilidad que no puede asumir por su corta edad, pero que debe cumplir porque  "usted es el mayor y tiene que ayudarme" porque si no, vienen los golpes, los agravios, las ofensas y tiene que además salir bien en sus estudios porque de no hacerlo, se agravan las cosas y castigos van y vienen hasta que "usted se porte bien" y "sea un buen hijo y dé ejemplo".

Muchas han sido las madres que no han encontrado otra salida que la separación o el divorcio de sus esposos alcohólicos. De esta decisión de una mujer y un hombre "adultos", automáticamente le pasa la responsabilidad al hijo mayor. Si por cosas de la vida es un barón, en ese instante queda convertido en "el hombre de la casa" y su madre y sus hermanos pasan a ser su responsabilidad. Una responsabilidad que no puede cumplir por su corta edad, porque no tiene los medios, ni las herramientas y finalmente porque no le corresponde, pero que si no cumple a cabo, lo devasta la culpa por no haber estado a la altura de la situación, por no cumplir las expectativas de la madre, por no haber sido "como un padre" para todos y como "un marido fiel" para su madre.
Si es una niña, esta adopta el rol masculino y es la famosa mujer "echada pa lante" que se le mide a todo, todo lo puede, todo lo logra, todo lo consigue y nada se le interpone y que intimida con su fortaleza  a cualquier futuro marido en su edad adulta.

El madresolterismo y el padresolterismo se han convertido en focos de parentalización de los hijos, pues al no tener un cónyuge adulto, automáticamente convierten a sus hijos primogénitos en compañeros de vida y su rol no es el del hijo que recibe los cuidados, el amor y la guía del adulto sino que pronto se convierte en su pareja o en padre o madre de su madre o padre.  La idea descabellada de que si no me caso pues tengo un hijo, está lastimando tantos niños y niñas en nuestro planeta como aquellos que aún piensan que sólos pueden criar y educar a sus hijos y que pareja, para qué?

LA PARENTALIZACION ES UNA FORMA DE ABUSO. Está muy lejos de ser amor. Si bien es cierto que a los niños se les debe formar en su autosuficiencia y colaboración con las tareas de la casa, No se les puede pedir a los niños que cumplan tareas exageradas y responsabilidades emocionales  y físicas de adultos. Si los niños son los adultos de nuestras familias, ¿Quién está criando a quién? ¿Los hijos están criando a los padres? ¿No se supone que son los padres los que deben criar a los hijos?

¿Si el hijo mayor es el padre, entonces qué papel está jugando el padre?
¿Si yo soy la madre de mi madre, tiene que pedirme permiso para ir a reunión?
¿Si la hija mayor es la pareja del padre, quién es la señora de casa?
¿Si yo soy el que cuida de mis hermanos, entonces que vienen siendo mis padres para mi?
¿Si el que ve por mi, es mi hermano mayor, para que padres?
¿Será, por haber sido un hijo parentalizado que mis padres me tienen miedo, ahora que soy mayor?

Consecuencias de la parentalización de los hijos.


  • Obviamente estos niños parentalizados, crecen y buscan parejas y tienen hijos. Buscan un empleo, buscan amigos, buscan su realización personal, buscan su bienestar, y también buscan una solucion al vacío interior que los acosa cada mañana al levantarse y cada noche al acostarse a dormir. 
  • Los hijos parentalizados por padres con alcoholismo u otras adicciones y sus codependientes, por lo general sienten una ira incontrolable hacia el padre o los padres que los parentalizaron. Aunque en su diario vivir hacían lo que se esperaba de ellos, en su interior y en su incosciente había una sensación muy clara y profunda: Les robaron la vida.  Tuvieron que vivir una vida que no eligieron sino que les impusieron. Vivir las condiciones que tenían que asumir y no las que hubiesen elegido vivir. Se privaron de juegos, amigos de adolescencia, campamentos y demás, por estar siendo los adultos de la familia disfuncional sin los cuales, no podrían haber sobrevivido. Pero sobre todo los privaron de la experiencia de haber sido hijos pues no conocieron padres al estar siendo los padres de sus propios padres.
  • Este último es uno de los aspectos que mas atención debemos prestar, puesto que los hijos parentalizados no tuvieron figuras adultas para aprender a ser padres, cuando ellos son padres de verdad, no pueden poner en práctica ningún modelo ya que no aprendieron ninguno, y nuevamente seguirán el ciclo de niños adultos criando niños. El síndrome del niño adulto, es parte de ser hij@ parentalizado. Como se tuvo que ser y vivir como adulto en la infancia, ahora que se es adulto, se comporta como el niño que nunca pudo ser; sólo que ahora hay dos o tres hijos que son criados y educados por èl o ella.
  • Abandonar a sus padres para conformar una nueva familia, hace parte de los acuerdos para el matrimonio. Sin embargo, los hijos parentalizados en algunos casos sienten que su obligación de ciudado y protección a su padre o madre es para siempre y no se pueden separar de él o ella, negando así el espacio para la nueva pareja. Esto acarrea inteminables conflictos que acaban por deteriorar las relaciones de la familia entera. Muchos divorcios han ocurrido porque la presencia de "la suegra" es más importante que la esposa.
  • Los hijos parentalizados tienen en general problemas con la autoridad. Al haber ocupado el lugar del padre o la madre, figuras de autoridad dentro de la familia, no admiten mandos medios. Quedan con una sensación de poder permanente sobre las personas que a veces los hace posesivos, agresivos y controladores. El colegio, la universidad, la vida laboral, su vida de pareja, está marcada por un tremendo "aquí mando yo". Y cuando hay alguien más de quien deben ser subalternos renuncian, se hacen echar del trabajo o cambian de institución argumentando otras razones distintas. No es raro que la mayoría de los trabajos como independientes sean realizados por hijos parentalizados.
  • El modelo de pareja que se busca en la etapa adulta es por lo general el mismo que encarna el padre parentalizador para cobrarle de una forma insconsciente el hecho de haberle robado la vida. Un ejemplo de ello,  la pareja que pelea constantemente y cualquier situación es motivo de disgusto pero a pesar de ello no se separan ni buscan otra opción que les ayude en su vida familiar.
  • Empoderar a un niño dándole todas las facultades de poder y decisión en la familia, es algo que mas temprano que tarde se vuelve en contra. Llega el día en que aquel que le dió el poder se siente asustado sólo con percibir su presencia.
  • Los hijos parentalizados tienen dificultad para aceptar el NO de los demas. Por el tema de poder que han manejado en donde siempre se ha hecho su voluntad o se les ha consultado todo, cuando encuentran a alguien que les dice NO por lo general reaccionan con agresividad, indolencia o deciden emprender la cruzada de convertir ese NO en un SI. Encontrar formas de no perder el control en todas las situaciones los desgasta mucho y les eleva el nivel de estres.
  • Un hijo parentalizado tiene una baja autoestima, una escasa idea de valor de sí mismo. Lo que le indica su valor es la cantidad de personas a las que ayuda y a quienes hace dependientes suyos. El hecho de no haber desarrollado una personalidad propia sino estar pendiente de las necesidades de alguno de sus padres, le impide un conocimiento adecuado de sus talentos y capacidades. Sòlo identifica una: cuidar de los demás.
  • La sensación de poder que tiene el hijo parentalizado, no le permite una interacción viva y plena con un Poder Superior. Todo lo contrario, hace que su idea sea difusa, poco confiable y para nada necesaria. Piensa equivocadamente que al fin y al cabo él sólo ha podido enfrentarse a todas las situaciones que se le han presentado en la vida.
  • Como el hijo parentalizado se ha hecho cargo de personas mayores, se le hace muy dificil entablar relaciones con sus pares. No comprende sus puntos de vista ni comparte sus ideas. Esto se traduce en aislamiento o la preferencia por tener amigos mayores en todas las àreas de la vida, incluyendo la pareja.
  • Al habérsele pedido que hiciera de cuidador y protector sin tener en su interior la fuerza necesaria para hacerlo, es fácilmente presa de adicciones, que le dan la ilusión de encontrar la fuerza que requiere para sostener la familia.
  • Cuando se es parentalizado por el padre del mismo sexo, a veces se asume el rol opuesto, lo que genera dificultades en la propia identificación sexual y su comportamiento. Así se encuentran mujeres con personalidad baronil y hombres con personalidad muy femenina, sin llegar a presentar un comportamiento homosexual.
  • La parentalización genera alianzas con el padre parentalizador en contra del otro cónyuge generando en la edad adulta dificultades en el trato con personas de este sexo. En las relaciones laborales por ejemplo, se resisten tremendamente los jefes del otro sexo del padre parentalizador.
  • Como el único modelo de crianza que tienen es el de parentalizaciòn, sus propios hijos son los pròximos en los que se evidenciará este comportamiento, eternizando la historia.
  • Al haber vivido una relaciòn de pareja con uno de sus padres, hace de esta el modelo ideal para su propia vida, queriendo repetirla y buscando que se ajuste a las mismas situaciones. No es raro encontrar mujeres que dicen desear un marido como su papà.
  • El hijo parentalizado no tiene buenas relaciones con sus hermanos, puesto que ellos sienten que aquel no tiene ninguna razón válida para tener privilegios y poder sobre ellos.
  • Cuando se es pareja de uno de los padres, el hijo parentalizado no le permite  rehacer su vida sentimental con otra pareja. Lo sienten como propio y ellos tampoco buscan una relación diferente.

Qué hacer si me identifico como hijo parentalizado


Desaprender.  En un programa de recuperaciòn se puede desaprender todos aquellos conceptos que equivocadamente hemos aprendido a darlos como verdad.

Hacer Pasos Uno, Dos y Tres, tantas veces como sea necesario hasta poder aceptar que hay Uno más grande que yo, que puede hacer por mí lo que yo no puedo y admitir que en realidad ese no soy yo.

Identificar las personas que tengo a mi lado y si son adultos, dejarles la responsabilidad de su vida en sus hombros y retirarme.

Practicar evitar seguir cargando personas en mí, aunque lo haya hecho toda la vida. Aprender de límites y saber hasta dónde es mi responsabilidad y respetar la vida de los otros aunque no esté de acuerdo con ella.

Reparar desde hoy mi comportamiento si alguno de mis hijos ha sido parentalizado. Un programa de Doce Pasos me ayuda a madurar para evitar que otros tengan que hacerse cargo de mí, especialmente si son niños o adolescentes.

Comprender que la pareja se entabla con otro adulto. Y es con ese adulto con el que llegaremos a acuerdos para formar y sostener una familia. Es la pareja la que me sirve de apoyo para la crianza de los hijos. No son los hijos los que me sirven de apoyo en la crianza de mi pareja.

Dejar libre el espacio de la pareja si no la hay y ser consciente de ello y tratar a los hijos como hijos, sin tratar de llenar el vacío emocional con uno de ellos.

Aceptar que los hijos tienen derecho a su propia vida. No vienen a arreglar la mia o la de mi pareja. Darles el respeto y el cuidado que merecen hará de ellos hombres y mujeres adultos con responsabilidades de adultos. No niños y niñas de 40 años.

Admitir que no es un acto de amor imponerle a un menor una responsabilidad de un grande, ni siquiera "por su bien que eso le va a servir mañana". Exigirle a un menor comportamientos de adulto es una forma de abuso.

Buscar ayuda psicológica o psiquiátrica si se requiere. No es verdad que los psiquiatras son para locos. Loco es aquel que quiere resultados diferentes haciendo lo mismo.

Perdonar a nuestros padres. Ellos también fueron hijos parentalizados y aprendieron ese modelo de vida que nos heredaron a nosotros. Ahora es a nosotros a quienes nos corresponde no seguir cometiendo los mismos errores.



Una vez puesto al descubierto este asunto de la parentalización, son muchas las cosas que se pueden ver en un cuarto paso para ponernos en manos de Dios y hacer lo que nos corresponde.




Que la serenidad y la paz te acompañen a lo largo del camino, siempre.




ANNY L.





RECURSOS

Eso nunca me pasará a mi. Claudia Black. Grupo Editorial Patria.
http://medicuenta.com/medicuentaBlog/tag/hijos-parentalizados/
http://hacerfamilia.cl/2007/08/parentalizar-a-los-hijos/
http://gracielacoronel.blogspot.com/2009/08/quien-soy-hijos-parentelizados.html


Imagen de:
http://revistacresiendo.blogspot.com/2012/06/parentalizar-los-hijos-los-encargos-en.html

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