viernes, 8 de marzo de 2013

Décimo Paso


Este es el paso del crecimiento continuo, de convertir los Doce Pasos en un sistema de vida y de reconocer mis faltas al momento de reconocerlas.

No es lo mismo esperar 40 años para organizar y poner bella la casa, que hacerlo en el día a día a medida que la situación se vaya ofreciendo. Con los pasos del primero al noveno, he podido mirar en mi pasado, comprender mi presente y verme en mi real dimensión para ir poniendo bella mi casa interior, mis emociones, sentimientos, pensamientos y acciones.

Ahora sé que no tengo que albergar el resentimiento por largos años, para poder sanarlo, que mis obsesiones no tienen tanto poder sobre mí al poder verlas y poner en práctica los principios espirituales, que puedo reconocer cuáles son los verdaderos motivos de mis acciones, que es posible relacionarme adecuadamente con las personas que mas amo y que si bien es cierto que los demás son importantes en mi vida, ahora tengo instrumentos que me permiten desprenderme con amor para no convertirme en una extensión de ellos sino en ser y mantenerme siendo yo mism@.

La carga en la espalda iba pesada, el dolor de nuestro pasado arrastrado hasta nuestro presente nos doblegaba en nuestro andar, llevándonos con la cabeza gacha mirando al piso y sin esperanza, pero el trabajo hecho con los doce pasos ha renovado nuestra fuerza, nuestra  fe se ha expandido y nos hemos probado a nosotr@s mism@s que es posible el cambio para ser las personas que queremos llegar a ser.

Ahora hay que vivir ese mismo trabajo espiritual en espacios mas pequeños de tiempo. Sólo por el día de hoy. Verme, reconocer mis actitudes, identificar mis motivos, elogiarme por mis logros, reparar los daños, reconocer prontamente mis equivocaciones sin dejar acumular sentimientos de odio y resentimiento. Hacer del final del día mi momento de encuentro con Dios para revisar lo que he vivido.

Los problemas, las dificultades, el enojo, el miedo, ocasionalmente volverán a nuestras vidas. Es nuestra parte humana que debemos reconocer como tal. No será la perfección. Sólo será  progreso. Sin embargo, la forma de enfrentarlas, de vivirlas, será diferente. No nos controlarán mas las circunstancias, ahora las circunstancias estarán a nuestro servicio. Ahora contamos con la presencia en nuestras vidas de un Dios amoroso que está dispuesto a hacer por nosotros lo que nosotros no podemos. Ya no estamos solos. Contamos además con nuestros compañeros de grupo, nuestro padrino o madrina y con el incondicional apoyo de la literatura.

Hemos ganado en vida, en bienestar, en sano juicio, en alegría, en perdón, en comprensión y en tantas otras cosas, que jamás imaginamos que sería posible lograr, el primer día que iniciamos nuestro camino por los doce pasos. Ya no somos los mismos. Ya no pensamos de la misma manera, lo que nos ha llevado a sentir de otra manera y a actuar de otra manera. Respetamos a los demás y no les hacemos  lo que no nos gustaría que nos hicieran a nosotros. Ahora podemos dar amor, paz, tranquilidad, ternura, serenidad, porque ahora lo tenemos en nuestro corazón y en nuestras vidas.



Ya no seguimos asistiendo a las reuniones para que nos escuchen los lamentos de vivir en una familia alcohólica. Ahora seguimos asistiendo por nosotros mismos, porque los doce pasos se han convertido en una forma de vivir y son la mejor opción para poner en práctica en todas las acciones de nuestra vida.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario