Y la primera persona que encuentro que he dañado, es a mi misma. Aquella de la que no podré desprenderme jamás y que me acompañará siempre, hasta el último de mis respiros. Este paso, me hace reconocer que si bien es cierto que a los demás ocasionalmente les causaba algún dolor, yo, en cambio, a diario me sometía a mis propias críticas, a mis propios juicios, a mi propio rechazo, a mis propias injurias, a mi propia recriminación.
A menudo me sorprendía regañándome de la misma forma en que lo hacían las figuras de autoridad de mi infancia, dando con ello crédito a semejante descalificación. Vivir en una familia alcohólica, hace que los hijos seamos el centro de las expectativas de los adultos, y cuando no podemos cumplirlas, somos violentamente maltratados. Así aprendemos a perpetuar nuestro maltrato a nosotros mismos, porque nos creemos a pie juntillas el "no sirves para nada", el "usted me hace sufrir", o el "siempre serás un inútil". Y contuamos por la vida repitiéndonos una y otra vez aquellas palabras que cada vez nos disminuyen mas, que nos impiden creer en nosotros mismos y nos cerramos a creer que existe para nosotros algo mejor, algo Divino.
Pero aquí en el Octavo Paso está la oportunidad para enmendar y repararnos por nuestros propios dolores infligidos. Reconocer que efectivamente yo he sido la causa principal de mi desdicha es el principio. Estar dispuesto a cambiar, como me enseña el Sexto Paso, me abre el abanico de formas en las que yo podría repararme. Por ahora es sólo eso. Encontrar las formas de repararme. Tal vez cambiando las palabras hacia mi, cuidando mejor de mi salud o comprando alguna prenda adicional a mi ropero, sea una buena forma de empezar. A veces empezar por lo físico ayuda a crear el hábito para luego pasar a la parte interior y a los sentimientos.
Para la reparación interior puedo empezar por pensar que aquellos que dijeron de mí tantas cosas equivocadas, tenían una idea distorsionada de mi. Una veces por el alcohol, otras por la codependencia, pero finalmente eran ideas distorsionadas de mi, que ahora yo decido no aceptar como MI verdad. Son SUS opiniones. Simples ideas. Y las ideas se pueden cambiar. Ahora YO elijo cambiar aquello que no es verdad de mi. Comprenderme y saber conocer las causas de mis comportamientos me ayuda a creer en mi. Hacer una larga lista de todas aquellas cosas a las que tengo derecho, comenzando por tener derecho a equivocarme o a decir no y respetarlo así, me ayudará a elevar mi autoestima y mi autoconcepto. Reconocer mis logros, mis capacidades, mis talentos, mis fortalezas, me ayudará a dejar de entablar relaciones de dependencia económica y me hará autosuficiente en muchas áreas.
Hacer de mí, la mayor de las prioridades me lleva a ir de la mano momento a momento con mi Poder Superior escuchando Su guía para poder hacer Su voluntad. Muy por el contrario de lo que se ha dicho, pensar en uno mismo no es egoismo. Es asegurarse unas buenas relaciones, un mejor desempeño en la vida y sobre todo una paz y una serenidad a largo plazo. Porque... cómo doy de lo que no tengo? Cómo puedo dar confianza, apoyo, comprensión, paz, si en mi interior todavía pienso y siento que soy la peor de las cucarachas del universo?
Jamas podré ayudar a alguien si primero no me ayudo a mi misma. Jamás podré reconocer a nadie si no me reconozco a mi misma. De la misma forma en que me trato, trato a los demás. Si el miedo, la vergüenza y la ira se apoderan la mayor parte de mi tiempo, nunca podré brindarles a los demás y sobre todo a los más cercanos, un ambiente de vida cálido y sereno.
En una palabra: Si yo no empiezo por repararme a mi misma, no podré reparar a nadie por todo lo que yo haya causado en sus vidas. Por eso, la lista de personas a las que he de reparar empieza con mi nombre.
En nuestras emociones de codependencia, queremos pedir perdón por todo y reparar a todos. Pero una vez más, será nuestro Poder Superior quien nos ayude a dilucidar a quiénes y por qué razones hemos de reparar a los demás. Hasta dónde tengo responsabilidad en aquello que pasó y hasta dónde no fué mi responsabilidad. Habrá unos a quienes desee reparar lo más pronto que me sea posible, habrá otros a los que podría reparar pero que por ahora no lo voy a hacer y otros finalmente a los que no repararé.
En este Paso basta con identificar a quiénes voy a reparar, después de mí por supuesto, y escribir brevemente en qué forma lo haría.
Este es el paso previo a la acción, pero como todos, no ha de tomarse a la ligera. Ha de tener su tiempo. Pero sobre todo ha de contar con la ayuda y luz de un Poder Superior. En este paso me preparo para recibir la libertad que da REPARAR LOS DAÑOS.
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