jueves, 11 de julio de 2013

Sexto Paso


Muy frecuentemente nuestros defectos de carácter nos han dado la comodidad de unos zapatos viejos y cuando este paso nos pregunta si estamos dispuestos a recibir la ayuda de nuestro Poder Superior para cambiarlos o eliminarlos ... vacilamos.

Estar dispuesto, es estar preparado para la acción. Nuestro Poder Superior nos guía por el sendero, pero somos nosotros quienes tenemos que recorrerlo. Este paso me invita a decidirme por la acción y dejar que los resultados queden en manos de Dios.

No es posible lograr resultados, si no hay acción. La diferencia entre quienes consiguen sus metas y los que no lo hacen, radica en la acción. No basta con tener el deseo, hay que actuar. No basta con desear vivir mejor, hay que emprender las acciones necesarias para conseguirlo. Si realizo 10 acciones y dan resultado 3, eso quiere decir que de no haberme puesto en acción ni siquiera contaría con 3 resultados a mi favor. El resultado está fuera de mi alcance.

Sin embargo, la sola idea de ponernos en acción nos paraliza debido a una emoción que el alcoholismo refuerza a diario y constantemente: el miedo.

Algunos miedos que impiden nuestra acción son los siguientes:

Miedo al fracaso.
Miedo a que la acción no resulte como yo quiero.
Miedo a hacer el ridículo.
Miedo al "qué dirán".
Miedo a lo nuevo.
Miedo al éxito.
Miedo a no hacerlo perfecto.
Miedo a la crítica.
Miedo a no entender.
Miedo a perder.
Miedo al dolor.
Miedo a no saber enfrentar lo que resulte de mi acción.

La lista es grande y puede llegar a ocupar largas tiras de papel dependiendo de los miedos de cada uno. El miedo es fundamentalmente falta de fe. Fe en que un Poder Superior a mi, se encargará de los resultados de mis acciones. Mi único tiempo es el presente y las acciones se hacen en el presente. Los resultados pertenecen al futuro y el futuro no existe. Sólo un Poder Superior tiene una visión más amplia de la vida y de mi actuar y sabrá manifestar los resultados que me convienen. No siempre los resultados son de mi agrado. A veces lo que mas quiero para mí, es lo que más me hace daño.

Buscando ayuda para el contagio familiar por alcoholismo, mi acción será buscar un grupo, un padrino, leer la literatura, hacerme presente en el servicio y si estoy dispuesto, Dios hará que los principios espirituales vayan llegando a mi corazón y entendimiento para que pueda comprender la problemática en la que ha vivido la familia durante tantos años. Yo sólo tengo que ir aunque a veces no entienda lo que dicen.

El miedo me quita la posibilidad de encontrar aquello que anhelo porque debido a él no estoy dispuesto a emprender las acciones que me corresponde hacer para convertir mis ideas en realidad. Cada día se nos ocurren muchas cosas para hacer, que podrían llegar a cambiarnos literalmente la vida, pero que no llevamos a cabo por los miedos anteriores de la lista o por muchos otros que nos agobian.

Cada vez que no emprendo acción es como si la idea que se me ha ocurrido se muriera a los pocos segundos o minutos de haber nacido. Eso representa un pérdida para mi, y me desmotiva a seguir trayendo a la mente nuevas ideas, por el dolor que he sentido al perderlas. Llega el momento en el que el conformismo hace uso de mi espacio mental y la monotonía inunda mi vida. A veces decimos con un tanto de nostalgia: No hay nada emocionante en mi vida. Es aburrido vivir. Pero eso no es verdad. Lo único que hay que hacer, es ponernos en acción, y soltar en el resultado. Disfrutar de caminar por el sendero admirando sus paisajes, sin pensar en el lugar al que hemos de llegar. Tal vez al final sólo encontremos un pueblo chico con 12 chozas y una iglesia y nada mas.

Nunca sabremos lo que hubiéramos conseguido si hubiésemos puesto acción algunas de las ideas que nos llegaron en momentos de inspiración para eliminar nuestros defectos de carácter. A lo mejor hoy todo fuera diferente. Pero la inacción se quedará con esa incertidumbre y hoy el sexto paso nos enseña que entre no hacer y hacer, es mejor hacer, que el 100% de los objetivos se logra entre dos: Dios pone el 50% con el resultado y yo pongo el otro 50% con mi acción.  Y si lo único que tengo que hacer es ponerme en acción, cuando lo hago, he conseguido un éxito.

La autonomía aquí, se convierte en el único requisito a seguir. Cuando me lleva a actuar libremente excepto en los casos en que me haga daño a mi mismo o le haga daño a alguien mas. Actuar para mejorar mi vida y la de mi familia y poderme safar de las garras del contagio familiar por alcoholismo, me mostrará alternativas y opciones para elegir.

Yo siempre tuve el deseo de escribir un libro, pero por miedo a que nadie lo leyera nunca lo escribí. Hoy me complace haber tomado acción y me siento feliz con los resultados que Dios le ha dado a este blog. Yo sólo tengo que buscar Su inspiración y seguir escribiendo. Esa es mi tarea en el hacer.

Piense cuántas de sus ideas enterradas prematuramente podrían llegar a ser realidad hoy. Póngase en acción y déjele el resultado a Dios. Al final se sentirá mejor aunque no reciba lo que esperaba. Finalmente su única tarea era, ponerse en acción.

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