jueves, 19 de junio de 2014

¿ Por qué a mi ?


Si lo pensamos detenidamente, ¿ por qué no ?

El alcohol hace estragos en familias de todo tipo. Familias adineradas y no adineradas, de estratos altos y estratos bajos, familias de todos los credos, de todas las razas, de todas las posturas políticas, de manera que ¿ por qué no habría de pasarme a mi?.

Sin embargo, este "¿Por qué a mi?" se arraiga muy dentro de nuestra mente y nuestro corazón cuando por nuestro contagio familiar por alcoholismo se nos ha enseñado patrones disfuncionales como que estamos destinados a pasar por situaciones dolorosas, que no somos merecedores de lo bueno, que somos castigados por Dios, que los demás están ahí para estropear nuestra felicidad, que todo lo pasado se repite, pero sobre todo nuestro papel de víctimas cobra mas vigor, cuando aprendemos que demostrarle a los demás cuán desgraciados somos es la única manera de obtener atención, cariño, amor, aprobación y afecto.

El sufrimiento que he padecido se convierte en mi mejor tarjeta de presentación personal y empiezo a rivalizar con otros, tratando de mostrarme lo más desdichado posible, lo más enfermo posible, lo mas endeudado posible y el de peor situación, para que de la nada aparezca alguien que quiera cargar con mi mochila y echársela al hombro, para alivianar mi carga porque... ¿ por qué a mi?

Hacer de la victimización algo conveniente es algo que se aprende con el contagio familiar por alcoholismo. Es un patrón de vida y es uno de los defectos de carácter mas difíciles de equilibrar en un proceso de recuperación. Prescindir de las ganancias que me ofrece ser víctima y asumir las consecuencias de mi actos fueren las que fueren, tomando decisiones asertivas, poniendo límites a mis seres queridos, se convierte en uno de los más grandes retos.

Sin embargo, el Primer Paso me recuerda que sólo, no puedo hacerlo. Así que ahora me valdré de mi grupo para encontrar la fuerza necesaria para cambiar mi rol de víctima y asumir lo mio.

Para ello, traigo cuatro valores que se aúnan en cada una de las reuniones y que son:  COMPARTIR, EXPERIENCIA, FORTALEZA y ESPERANZA.

Compartir:

Hablar del contagio familiar y de sus secuelas en mi vida y escuchar del contagio familiar de otras personas y de la forma como las afectado, rompe la idea falsa que me ha acompañado siempre de que eso "sólo me pasa a mi".  También me concientiza de que si he de buscar una solución, no podré hallarla solo.

Experiencia:

Leer y tener un concepto intelectual sobre los cambios que debo llevar a cabo en mi vida para aliviar el contagio familiar, no hace que realmente ocurran esos cambios. Contemplar un vaso de agua no me quita la sed, únicamente beberla.

Sólo el vivir los cambios, el experimentar cada una de las sugerencias que escucho de mis compañeros, el llevar a la práctica los principios que me proponen las lecturas, es lo que me da la experiencia de recuperación.  Muchas personas que llegan por primera vez a una sala de reuniones, se identifican prontamente con aquellos que han tenido experiencia en el programa, más que con aquellos que tienen meros conceptos intelectuales.

Es la experiencia compartida la que hace que otros se identifiquen con mi propia situación y decidan probar esta nueva opción que La Vida les ha prodigado.

Fortaleza:

El saber que hay otros del grupo que también han pasado por mi situación de contagio familiar, abre en mi la confianza para empezar a creer en un apoyo colectivo. La soledad que ha hecho parte de mi vida por tantos años, se disipa rápidamente cuando me veo aceptada, no juzgada y escuchada en un grupo de ayuda.  Contemplo la posibilidad de que si en antaño no tenía con quién contar pues nadie me comprendía, hoy hay muchos a mi alrededor con quienes puedo contar y que además me comprenden porque han vivido con los estragos del alcohol en la familia.

Esperanza:

Ver caras sonrientes, rostros tranquilos y serenos y escuchar que sus vidas han cambiado y que a través de la práctica continua del programa han alcanzado una mejor calidad de vida aunque su ser querido siga bebiendo todavía, es motivo de esperanza para aquellos que llegan en busca de ayuda.

El sano juicio de aquellos que nos llevan unas 24 horas de más en la experiencia y en la práctica, nos da la fe de saber que sí se puede y que se puede alcanzar. Los resultados se ven en todas y cada una de las reuniones. Y cuando alguien decide probar algún lema, un instrumento y ve los resultados en un semana o menos, siente en su corazón que esto funciona y abriga la esperanza de continuar con el cambio.


No obstante, cuando hemos pasado por el camino del compartir, la experiencia, la fortaleza y la esperanza, y hemos superado el ¿ Por qué a mi ?, algunas veces caemos en la trampa de irnos ahora para el otro lado y ser aquellos propiciadores de enfermedad, ahora apoyando y alentando a quienes quieren vivir en la victimización.

Dejamos de hacer lo que nos toca por escuchar lamentos interminables una y otra vez en los que a gritos nos dicen "por favor sálvame". Entregamos dinero porque "pobrecito".  Mentimos por otros porque "era necesario", nos interesamos por la descripción detallada de todos los síntomas de las últimas docenas de enfermedades que padecen.  Y nos convertirnos ahora en propiciadores de víctimas.

Largo ha sido el caminar para dejar de ser víctima, pero ahora yo soy el medio para que otros la mantengan. El vivir en el blanco y negro, en los extremos de la vida, podría ser una causa de este nuevo comportamiento, junto con la familiaridad de aquello que viví.  Es mi trabajo y responsabilidad soltar la victimización en mi vida y también lo es, no ser propiciador de la victimización de nadie.

Es cierto que nadie puede dar de lo que no tiene. Y es la razón de que el cambio empiece por mi. Cuando tenga claro que ser víctima no es rentable para mi ni para nadie por el alto costo que ello implica, dejaré de serlo y no se lo patrocinaré a nadie. Facilitar las cosas llevando mochilas ajenas les impide a sus dueños tocar fondo y hacer un proceso de recuperación. Así seguirán de esclavos de aquellos que los sostienen y nunca podrán rescatarse ellos mismos.

El amor no esclaviza, libera. Y propiciar la victimización no es un acto de amor.




Que la serenidad y la paz te acompañen a lo largo del camino, siempre.

ANNY L



















No hay comentarios.:

Publicar un comentario