domingo, 11 de octubre de 2015

Primer Concepto - AUTORIDAD - RESPONSABILIDAD




Los Conceptos, son Principios Espirituales que hacen parte de los Legados de los Programas de Doce Pasos y ayudan en las relaciones de trabajo en las estructuras de servicio. Como parte de un proceso de recuperación personal, los Conceptos nos ayudan a tomar decisiones adecuadas cuando otros están involucrados. Es por eso que son tan valiosos cuando podemos llevarlos a nuestra casa o vida laboral.

Cada uno de ellos, es de gran profundidad y riqueza en su contenido. Sin embargo, es mi deseo compartir la experiencia con algunos aspectos de cada uno, lo que me facilitó su aplicación y entendimiento. El contenido de este escrito, no compromete ni representa a ninguna hermandad de Doce Pasos en particular. Sólo es un compartir de experiencia, fortaleza y esperanza a la luz del Legado Espiritual de Los Conceptos.



El Primer Concepto está asociado con la Autoridad y la Responsabilidad.


Estos aspectos, autoridad y responsabilidad, tienen un profundo vacío en nuestra vida, debido en parte a que provenimos de familias disfuncionales en las que la autoridad y la responsabilidad no se manifestaban de una manera sana y adecuada y en parte a que no hemos trabajado significativamente estos aspectos desde nuestra vida adulta en un proceso de recuperación. Si bien es cierto que de niños aprendimos comportamientos inadecuados, también es cierto que no nos quedamos niños para siempre y que ahora está en nuestras manos aprender nuevos comportamientos que nos ayuden a fortalecer y enriquecer nuestra vida.

El controlador, tiene problemas de autoridad pues no acepta otra que la suya. El adicto, tiene problemas de autoridad pues no acepta otra que la suya. Por lo tanto enseñan con su ejemplo a los hijos, resistencia a la autoridad y a imponer sus ideas y criterios propios como la autoridad. En las familias en donde no han existido límites, en donde la cabeza de autoridad de la familia está en el hijo menor, en donde los padres piden permiso a sus hijos pequeños para tomar acción, la autoridad está tan desfigurada, que no es posible tener en el presente unas buenas relaciones con la autoridad ni con jefes, ni con entes judiciales, ni con el coordinador del grupo, ni con el representante de la iglesia, ni con nadie que signifique una figura de autoridad.

Como resultado de ello, una gran número de personas se hacen trabajadores independientes, rechazan cualquier oferta en la que aparezca un superior, no hacen parte de equipos de trabajo a menos que sean los que mandan, no aceptan sugerencias en la resolución de conflictos que ellos no planteen, quieren que los demás se sometan siempre a su voluntad, aceptan cargos de subalternos pero viven cuestionando permanentemente las órdenes y funciones y tienen unas relaciones interpersonales muy difíciles que les crean aislamiento, soledad y apatía.

La segunda Tradición nos dice que en los Grupos de Doce Pasos, existe sólo una autoridad fundamental: Un Dios bondadoso que se manifiesta en la conciencia de cada grupo. Y sin embargo, tampoco aceptamos esa autoridad. De hecho, los Pasos Uno, Dos y Tres nos invitan a aceptar a un Poder Superior a nosotros, como nuestra figura de autoridad, ya que es El y no nosotros con nuestro poder y fuerza, el que podrá devolvernos el sano juicio. Nos sugieren confiar enteramente en esa Figura de Autoridad. Y obstinadamente nos resistimos a Ella. Nos cuesta encontrar la humildad suficiente para aceptar Su guía y admitir que mi pequeño yo, sólo me ha traído problemas, dolor y sufrimiento.

Nuestra terca creencia de que solos podemos, nos impide aceptar la autoridad. Seguir creyendo equivocadamente que lo que yo creo es lo correcto, que yo me las sé todas y nadie puede estar por encima de mi, sólo me aparta de los que más amo, hace que tenga que redoblar el esfuerzo para sobrellevar la vida y a veces lo pagamos con largas y penosas enfermedades.

A veces tenemos que delegar autoridad, pues no podemos enfrentarnos a todos los aspectos de un trabajo al mismo tiempo. Entonces le asignamos a alguien una tarea o un grupo de personas, para que realicen algo específico,  pero estamos todo el tiempo encima vigilando, observando y criticando sus comportamientos. Si hemos delegado, debemos confiar en que la labor se llevará a cabo tal y como fue planeada. De no ser asi esperaremos a recibir el resultado y tomaremos medidas. Pero estar hostigando permanente al encargado, contradice el hecho de haberle delegado autoridad. Desautorizarlo frente a los demás, contradice el haberle delegado autoridad. No tener en cuenta sus sugerencias y resultados contradice el haberle delegado autoridad.

Delegar autoridad significa demostrar confianza y la confianza no es algo que abunda en las familias disfuncionales. Por eso la tarea de aplicar el primer concepto es importante porque nos enseña a fortalecer la confianza que está débil o nos ayuda a que aparezca la suficiente confianza como para delegarle autoridad a alguien.

La autoridad y la responsabilidad van de la mano. Sin embargo, en algún momento en la vida, el controlador y el adicto han tomado por cierto que como creen ser la autoridad pueden hacer "lo que les da la gana" sin asumir ninguna responsabilidad. A diestra y siniestra gritan "aquí se hace lo que yo digo y si no le gusta, pues ..."  Alcohólicos gastando el dinero de sostenimiento de la familia, el controlador gastando en exceso en cosas innecesarias pero suntuosas y los hijos, con uniformes remendados y sin suficiente lonchera para el colegio. Adictos y controladores claman por la autoridad sin responsabilidad. Y la autoridad exige responsabilidad, pero sólo ansían poder con el que pretenden obtener la admiración de los demás y la aprobación de sus inadecuados actos.

Si hablamos de responsabilidad como la habilidad para responder adecuadamente a mis propias necesidades o a las necesidades de los que están a mi cargo, puedo analizar, qué tan responsablemente he cumplido en todas las àreas de la vida. Muchos adictos y controladores se ufanan de haber llevado puntualmente el pan a su casa y creen hacer cumplido responsablemente con la familia.  Sin embargo como no sólo de pan vive el hombre, siendo ellos la autoridad, ¿ cumplieron responsablemente con el ejemplo, la presencia, el apoyo, el acompañamiento, el amor, el cariño, día a día?

El que quiere la corona debe aceptar los problemas. Pero nuestra disfuncionalidad emocional nos ha llevado a querer únicamente la corona y a no aceptar los problemas. Ser la cabeza implica asumir los resultados tal y como se den. Enfrentar los inconvenientes. Solucionar los errores. Trabajar en conjunto con todos los que estén implicados. Pedir sugerencias e ideas diferentes. Facilitar la realización de los proyectos. Asumir las pérdidas. Regocijarse con el éxito.

¿ Acaso hemos confundido autoridad con posesividad y tiranía ? ¿Habremos usado nuestra autoridad para maltratar a los nuestros y si es así, en qué formas? ¿Amparados en nuestra autoridad, hemos infligido castigos o habremos abusado en alguna forma de alguien? ¿Hemos puesto delante de nosotros nuestra autoridad para evadir las responsabilidades de nuestras acciones? ¿Usamos la autoridad para obtener beneficios aún a costa de los demás? ¿Ha sido la autoridad una herramienta para mentir, descalificar, o manipular información o circunstancias? ¿Qué imagen de autoridad doy?
¿Cuáles fueron las figuras de autoridad en nuestra infancia? ¿Qué razones puedo identificar que me llevan a resistir la autoridad? ¿Hubo normas que había que acatar durante mi infancia y adolescencia?
¿Qué siento frente a una figura de autoridad? ¿Cuál es mi reacción cuando yo soy una figura de autoridad? ¿Acepto las responsabilidades inherentes a mi autoridad?

Este Primer Concepto, nos permite trabajar los temas de autoridad y responsabilidad a la luz de un Poder Superior a nosotros mismos. Podemos contar con la ayuda y complemento de las Tradiciones, Lemas y Pasos.



Que la serenidad y la paz, te acompañen a lo largo del camino, siempre.




Anny L















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