martes, 20 de octubre de 2015

Segundo Concepto - DELEGAR


Los Conceptos, son Principios Espirituales que hacen parte de los Legados de los Programas de Doce Pasos y ayudan en las relaciones de trabajo en las estructuras de servicio. Como parte de un proceso de recuperación personal, los Conceptos nos ayudan a tomar decisiones adecuadas cuando otros están involucrados. Es por eso que son tan valiosos cuando podemos llevarlos a nuestra casa o vida laboral.

Cada uno de ellos, es de gran profundidad y riqueza en su contenido. Sin embargo, es mi deseo compartir la experiencia con algunos aspectos de cada uno, lo que me facilitó su aplicación y entendimiento. El contenido de este escrito, no compromete ni representa a ninguna hermandad de Doce Pasos en particular. Sólo es un compartir de experiencia, fortaleza y esperanza a la luz del Legado Espiritual de Los Conceptos.


El Segundo Concepto tiene que ver con DELEGAR.

La sola palabra "delegar" hace temblar de miedo a un controlador. Y esa sensación la percibe, tan pronto como tiene la definición. La Web, tiene el siguiente significado:


delegar
  1. verbo transitivo
    Dar [una persona o un organismo] un poder, una función o una responsabilidad a alguien para que los ejerza en su lugar o para obrar en representación suya.
    "los ciudadanos delegan las funciones de gobierno en personas elegidas por ellos mismos"


Darle poder a alguien, es algo que no está en los planes de una persona que le gusta controlar todo, saberlo todo, apropiarse de todo, estar en todo lugar y saber los pormenores de todo, pero sobre todo, DECIDIR TODO. Aquello de "tener la última palabra" y "tener la razón".

El control es uno de los defectos de carácter más arraigados en la personalidad obsesiva de un codependiente. Sus niveles de estres, sus enfermedades y su sufrimiento se deben en gran parte a que no quiere soltar el control. El lema "suelta las riendas y entrégaselas a Dios", no es de fácil comprensión para él o para ella. ¿Cómo se puede vivir, si no se tiene todo bajo control? Es uno de los argumentos cuando se les sugiere en una reunión de grupo, que tal vez los asuntos, se resuelvan de otra manera, si se sueltan y se confía en un Poder mayor a nuestras fuerzas.

Pero... ¿qué hay detrás del control? Fundamentalmente miedo. Pero... ¿A qué? Y aquí empieza una lista larga, que amerita un trabajo consciente y dedicado con un Cuarto Paso. Sólo mencionaré algunos de los miedos que nos impiden delegar, que es el tema que nos ocupa. Sin embargo, vale la pena dedicarle un tiempo y escribir aquello que sentimos en nuestro corazón que está disfrazado de control y que en el fondo nos hace la vida ingobernable.

Uno de los miedos que nos impide darle poder a alguien o delegar a alguien, es que nos quiten el trabajo, la posición, la pareja, el negocio, o cualquiera que sea la circunstancia en la que nos veamos forzados a delegar. El pensamiento es, que si el encargado lo hace bien, pues lo van a preferir a él o a ella y van a prescindir de mi. Y por eso, mejor... NO DELEGO. YO LO HAGO.

Soltar el poder es un miedo recurrente en la mente de un codependiente. El hecho de haber vivido en una familia disfuncional, le ha vendido la falsa idea de que sin él o sin ella el mundo se acaba y los que están a su alrededor mueren. Desde su óptica, nadie sabe hacer las cosas, ni sabe dirigir adecuadamente un proyecto, ni se pueden enfrentar a situaciones no previstas, ni dar las soluciones adecuadas, como lo hace él o ella. Sienten realmente un pavoroso miedo que si sueltan el control de algo, ese algo se acaba derrumbando y creen a pie juntillas que la vida en general gira en torno suyo. Y por eso, mejor... NO DELEGO. YO LO HAGO.

La confianza es un tema bastante espinoso para los que hemos vivido en familias con alcoholismo. Cada vez que poníamos la confianza en alguien por lo general, nos iba muy mal. Las muchas promesas que hace el alcohólico de dejar de beber y que jamás se cumplieron, nos distanciaron poco a poco de la confianza por ejemplo. No confiamos ni en nosotros mismos. ¿Cómo vamos a confiar en otros?. El miedo a ser traicionados una vez mas, a que nos veamos involucrados en algo que no queremos pero que eligió nuestro representante, comprometer  nuestra imagen y nuestra persona por las decisiones de otro, da miedo. No podemos confiar en que aquel que encargamos haga un buen papel y se desempeñe cabalmente. Desconfiamos. Y por eso, mejor... NO DELEGO. YO LO HAGO.

Haber crecido y vivido en hogares con alcoholismo, nos dejó una autoestima frágil que hemos tratado equivocadamente de mejorar a lo largo de los años con comportamientos inadecuados como hacernos cargo de los demás, atender más a los demás y vivir por los demás olvidándonos de nosotros mismos, y nos ha llevado a creer falsamente que entre más cosas HAGA, tengo mejor autoestima y soy una persona mejor. Creemos que una persona ocupada es alguien a quien admirar y que inspira respeto y responsabilidad. Basados en esto, atendemos la mayor cantidad de cosas, buscamos la mayor cantidad de ocupaciones para lograr esa admiración y aprobación, sin pensar que nos puede estar costando literalmente la vida. Y por eso, mejor... NO DELEGO. YO LO HAGO.

Otro aspecto al que le tenemos miedo es a que los reconocimientos, los aplausos, las felicitaciones, se las lleven otros y no nosotros. Que se queden los elogios en los que hemos delegado y que no haya ni siquiera un tenue brillo para mi, no se concibe. El tema del reconocimiento nos impide delegar. Aunque el codependiente vive a la sombra del adicto, a la hora de las felicitaciones quiere estar en primera fila. Y no permitirá de ninguna manera que eso se lo arrebaten. Y por eso, mejor... NO DELEGO. YO LO HAGO.

Podríamos seguir haciendo un minucioso examen de consciencia sobre lo que nos toca a cada uno con el tema de delegar y sería de nunca acabar. Sin embargo, lo importante es que en estos y muy seguramente en otros casos, hay un planteamiento de fondo equivocado. Delegar al contrario de lo que pensamos, nos puede salvar la vida. Cuando delegamos obtenemos el tiempo y el espacio que requerimos para compartir con los nuestros. Al delegar comparto mi humanidad con otros y les concedo la oportunidad de aprender a otros que tienen el deseo. Me convierto en maestro, en guía, en orientador. 

Delegar une. No separa. Delegar me hace parte de. Delegar me enseña a compartir, a luchar hombro con hombro.  A ver a los otros como iguales y a no verlos desde más arriba. Delegar me regala amigos y buenas relaciones. Se fortalece la confianza. Dejo mi aislamiento y me uno a otros en una misma causa. Delegar da el respiro a una vida atareada. Me libera de muchas enfermedades y me tranquiliza los nervios. 

Nuestros miedos son sólo pensamientos que aprendimos en un mundo hostil en el que teníamos que ser sobrevivientes. Pero eso no tiene que ser por siempre. Podemos cambiar nuestras ideas. Aprender de los Principios y lograr mejores cosas. El valor de cada ser humano está mucho más allá de un hacer. Somos parte de Uno más grande. Somos parte del Amor de la vida. 

Todos los Conceptos, al igual que los Pasos y las Tradiciones, nos invitan a que cambiemos nuestra vieja forma de pensar de que todo podemos hacerlo solos. No es verdad. Somos interdependientes. Con ayuda todo sale mejor. Entre dos o más, todo es mas ligero. Delegar es una herramienta a nuestro favor no en nuestra contra. Delegar nos enseña la humildad para seguir compartiendo esta hermosa tierra dejando las mezquindades a un lado. Delegar tiende una mano amiga.


Que la serenidad y la paz, te acompañen a lo largo del camino, siempre.



ANNY L.
























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