lunes, 4 de agosto de 2014

Valor para cambiar



Que las cosas cambien. El más anhelado de nuestros sueños. !!!!

Que mi pareja sea mas cariñosa, que mis hijos sean mas considerados, que mi jefe sea mas equitativo, que mi ser amado deje de beber, que mis ingresos aumenten considerablemente, que la ciudad sea mas segura, que... que las cosas y la gente cambie.  Y YO SERE FELIZ !!!!!!!!

Durante cuánto tiempo nos hemos engañado, pensando, creyendo y afirmando que nuestra felicidad depende de todo lo que hay afuera de nosotros mismos o que depende del comportamiento de unos pocos. Demasiado diría yo. Para algunos casi toda nuestra vida.

Sin embargo, un trabajo disciplinado y a conciencia de un Programa de Doce Pasos, una filosofía, una religión, un libro, o cualquiera de los medios que haya elegido para mi reconocimiento personal, me llevará a una sola conclusión: SOLO ME PUEDO CAMBIAR A MI MISM@.

Y es allí, en la aceptación de esa gran verdad, en donde comienza mi gran viaje. Cambiar significa hacer nuevas cosas, emprender nuevos planes, contactar nueva gente, buscar nuevas opciones, probar nuevas cosas, dejar mi rutina diaria, aprender nuevas ideas y ponerlas en práctica, averiguar, investigar, atreverme.  Suena todo tan llamativo y de momento el entusiasmo inunda el corazón. No obstante, no me atrevo.

Cambiar se hace la tarea más difícil porque me enfrenta a lo desconocido, y frente a lo desconocido, sólo hay una emoción que nos ha acompañado desde siempre: MIEDO

Miedo a que no resulte, miedo a lo que podría conseguir, miedo a que me rechacen, miedo al qué dirán, miedo a dejar lo que ya conozco desde hace tanto tiempo, miedo a que se burlen de mi, miedo a no poder, miedo a no tener lo suficiente, miedo a encontrarme conmigo mism@, miedo a ser yo, miedo a poder elegir, miedo a dejar a los demás a un lado, miedo a dejar mi tierra, mi gente, mis muebles, miedo a vivir y en una palabra miedo a cambiar.

La oración de la serenidad nos da la luz para dejar sin poder al miedo.

Dios concédeme la Serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar,
VALOR para cambiar aquellas que puedo y
Sabiduría para reconocer la diferencia.


Sólo el valor, podrá ser un antídoto eficaz contra el miedo. Si llenamos nuestro corazón de valor, se podrán hacer cosas diferentes que nos darán resultados diferentes, podremos al fin dar ese paso que sabemos nos llevará a tierras seguras y fértiles, elegiremos otro camino aún sabiendo que jamás lo hemos recorrido; sólo el valor me servirá de escudo a las críticas o comentarios de la gente, sólo el valor limpiará mis ojos para poder verme con mis talentos, cualidades y capacidades y arriesgarme a vivir de una manera diferente.

Y el valor, lo concede el Dios de mi entendimiento. En una familia disfuncional por alcoholismo, el miedo ha opacado al valor. Es por eso que solo Uno más grande que yo, puede darme la fuerza necesaria para vencer el miedo y atreverme a cambiar. Si y solo si, yo se lo pido. Ese Dios de mi entendimiento, respeta mi libre albedrío y sólo concederá aquello que yo le pida mediante la oración y la meditación. El siempre me concederá la fe que necesito para llenarme de valor y poder actuar, si estoy dispuest@.  Y aunque suene raro, aún con la mas tremenda necesidad de un cambio, a veces nos resistimos y preferimos someternos a lo que ya conocemos, a aceptar lo inaceptable, a vivir con menos de lo que merecemos o simplemente a dejarnos llevar por lo que otros quieren para nosotros. Por eso, el Dios de nuestro entendimiento espera pacientemente a que desde lo más profundo de nuestro corazón y con un sincero deseo de cambiar, le pidamos que nos conceda el valor.

Y la magia se va mostrando poco a poco. Porque finalmente, luego de haber cambiado nosotros, todo a nuestro alrededor cambia. Las relaciones cambian, los ingresos cambian, las personas cambian, los lugares cambian, el mundo cambia.

Aquello que antes veía como insufrible, hoy se ve con una nueva perspectiva. Aprendo a vivir desprendid@ no indiferente. Empiezo siempre por lo más importante, vivo sólo un día a la vez, hago las cosas simples, me ocupo de mis propios asuntos, mantengo la calma, vivo y dejo vivir, y sobre todo, le entrego mi voluntad y mi vida al Dios de mi entendimiento para que me conceda valor día tras día de mi vida y así pueda ir encontrando mi verdadera felicidad.


Dios, concédeme el valor de cambiar mi forma de pensar.

  


Que la serenidad y la paz te acompañen a lo largo del camino, siempre.

ANNY L              





No hay comentarios.:

Publicar un comentario