martes, 20 de octubre de 2015

Tercer Concepto - DECIDIR



Los Conceptos, son Principios Espirituales que hacen parte de los Legados de los Programas de Doce Pasos y ayudan en las relaciones de trabajo en las estructuras de servicio. Como parte de un proceso de recuperación personal, los Conceptos nos ayudan a tomar decisiones adecuadas cuando otros están involucrados. Es por eso que son tan valiosos cuando podemos llevarlos a nuestra casa o vida laboral.

Cada uno de ellos, es de gran profundidad y riqueza en su contenido. Sin embargo, es mi deseo compartir la experiencia con algunos aspectos de cada uno, lo que me facilitó su aplicación y entendimiento. El contenido de este escrito, no compromete ni representa a ninguna hermandad de Doce Pasos en particular. Sólo es un compartir de experiencia, fortaleza y esperanza a la luz del Legado Espiritual de Los Conceptos.


El Tercer Concepto tiene que ver con DECIDIR.

Si bien es cierto que decidir es una de las artes, más difíciles, la pregunta es:  ¿Por qué es tan fácil decidir por los demás?

En realidad, las decisiones se tornan complejas, cuando nos enfrentamos a tomar decisiones por y para nosotr@s mism@s.

Con nuestras decisiones, elegimos entre varias opciones que se plantean y nos inclinamos por una en especial, asumiendo las consecuencias que eso conlleva. En esta frase, todo va bien, hasta cuando empieza la parte que dice "asumiendo las consecuencias que eso conlleva". Ese es el gran temor de las decisiones. El temido resultado. 

Muchas decisiones se han quedado pendientes sin resolver, porque no hay manera de asegurarnos un resultado satisfactorio a nuestro favor. El pensamiento es que como no hay garantía, pues mejor no decidir y dejar así. Y en nuestro delirio emocional, muchos salimos en búsqueda de alguien que tome esa responsabilidad y decida por nosotros. De tal suerte que si algo sale mal, pues ya tenemos a quien culpar y obviamente a quien castigar, diferente a nosotros. Y si todo sale bien, pues nos atribuímos por lo menos la idea.

El miedo al futuro, a lo que va a pasar si hago esto o aquello, nos lleva muchas veces al borde de la parálisis y al final no hacemos nada. Terminamos haciendo una letanía de quejas y lamentos por lo que hubiésemos podido haber hecho pero que al final no hicimos. No existe la forma de saber qué resultado ocasionará una determinada acción. Sólo lo sabremos hasta después de ejecutarla. Así pues, habrá que decidir y veremos lo que ha resultado de ello. Aceptar, en otros casos enmendar, corregir, tomar otras alternativas, será nuestra opción. Pero lo primero será, tomar la decisión.

Nuestro libre albedrío nos da siempre la opción de elegir. Y al elegir, decidimos aceptar o rechazar una situación en particular, un empleo, un comportamiento, un lugar, un estado civil, y en general casi todas las actividades de nuestra vida. Siempre estamos en un continuo decidir. Sin embargo, a veces nos cuesta decidir en favor de nuestro bienestar y nos decidimos por todo aquello que nos lastima, o no nos sirve. El hecho de que algo nos guste no significa que sea algo que nos convenga. Nos dejamos llevar por nuestros gustos y nos decidimos por éstos y lo que obtenemos a veces no nos hace bien.

Decidir conlleva no solamente el agrado por algo, sino que hay que decidir por algo que nos sirva, nos nutra, nos haga crecer, nos dé fuerza. Además de que no nos haga daño ni le haga daño a nadie. Decidir al final se hace más fácil de la mano de un Poder Superior, al que le entregamos los resultados para poder concentrarnos en la parte que nos corresponde hacer.

No siempre estamos de acuerdo con las decisiones de los demás. Pero es su derecho y se debe respetar. Así como yo tengo el derecho de decidir, los demás también lo tienen. Si las decisiones de otros me afectan negativamente, tendré que tomar acción y decidir en mi favor y en el de los que estén a mi cargo. No me asiste el derecho de imponer mi criterio a los demás. Dejar decidir es lo que me corresponde y dejar que asuman con las consecuencias de sus decisiones, será lo que mas les beneficie.

Si he recibido autoridad o responsabilidad delegada de alguien o represento a una entidad o empresa en particular, tendré en cuenta al decidir el bien común del que habla la Primera Tradición. Trataré de ser imparcial para no decidir lo que conviene a unos pocos frente al bienestar de la mayoría. 

Cuando encargue a alguien alguna decisión respetaré su actuación y actuaré conforme a ello. Invalidar a aquellos que me representan solo crea malestar en las relaciones. Estudiar con anterioridad las capacidades del encargado y hacerle las sugerencias adecuadas frente a las posibles determinaciones, evitará enfrentamientos innecesarios a la hora de ver los resultados.

No podemos llevar la vida siempre a medias tintas. En algún momento nos veremos forzados a tomar decisiones y lo ideal es estar preparados para ello.  Los Conceptos, los Pasos y las Tradiciones, nos ayudan a ser cada vez más asertivos en nuestras decisiones.


Encontrarás algo más sobre  DECISIONES y LAS TRADICIONES  haciendo click en "Leer mas"








Que la serenidad y la paz, te acompañen a lo largo del camino, siempre.



Anny L.






















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